El turista estadounidense que fue secuestrado en Irán era un espía. Han tenido que pasar casi siete años, y la difusión de varios vídeos con mensajes de auxilio, para que se hiciera público que el exagente del FBI Robert Levinson trabajaba para la CIA cuando desapareció en la isla iraní de Kish en marzo de 2007. Según The Washington Post, Levinson participaba en una misión encubierta que nunca ha sido reconocida oficialmente y debía reunirse con un fugitivo buscado en Estados Unidos por la muerte de un iraní muy crítico con el régimen de los ayatolás en 1980.
Durante todos estos años, la mujer y los siete hijos de Levinson han viajado periódicamente a Teherán para pedir ayuda a las autoridades. En una entrevista televisada, el expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad decía: “Por supuesto que he escuchado antes el nombre del señor Robert Levinson. He pedido a nuestros servicios secretos que ayuden a la inteligencia estadounidense a localizarle, pero no estoy al corriente de los resultados”.
Según The Washington Post, tras una ardua investigación interna, la CIA reconoció en privado su culpabilidad y pagó dos millones y medio de dólares a la familia de Levinson. El caso provocó varias dimisiones en el seno de la Agencia de Inteligencia. El paradero y el estado de salud de su exagente siguen siendo un misterio.
((“No estoy al corriente de dónde están detenidos los individuos que usted menciona. Por supuesto, que he escuchado antes el nombre del señor Robert Levinsons y he pedido a la inteligencia que ayude a la inteligencia estadounidense a localizarle, pero no estoy al corriente de los resultados”.))