Los desafíos del cine de Marruecos

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La industria del cine marroquí está en pleno auge. Cada año se producen veinte largometrajes con el apoyo de subveciones estatales y festivales como el de Marrakech.

Marruecos trata de colocar su industria en el mapa mundial y poner en marcha una verdadera “economía del cine.”

Narjiss Nejar es directora de cine:

“Confío en el futuro del cine marroquí. Poco a poco va destilándose una energía intensa… Creo que tenemos la suerte de vivir en un país, que hoy en día nos lleva hacia una libertad de expresión notoria, evidente… Y somos casi una excepción en el mundo árabe.”

Driss Roukhe, actor y director nos da una idea del panorama marroquí.:

“El cine marroquí ha registrado una progresión importante en los últimos años, a nivel de producción. Estamos logrando algunos éxitos, en particular en el Festival de Marrakech. Y algún día algún artista marroquí podría ganar la estrella de oro elevando la categoría de nuestro cine.”

Los temas del cine marroquí reflejan una sociedad en mutación. La película “Traidores” de Sean Gullette, director estadounidense instalado en Tánger, cuenta las desventuras de Malika que tiene un grupo punk y se mete en problemas.

La actriz Naima Ilyas propone una visión optimista:

“El cine marroquí avanza hacia una verdadera industria cinematográfica. Antes no se conocía demasiado nuestro cine, pero ahora comienza a estar presente en festivales y citas de todo el mundo.”

Una gran paradoja: el cine marroquí gana en prestigio y calidad pero pierde espectadores debido al cierre de las salas. En Marruecos solo hay 34 salas distribuídas en 10 ciudades.

Realizador y productor marroquí, Said Naciri se alegra de la progresión productiva del cine marroquí:

“Estoy contento con el nivel que está alcanzando el cine marroquí pues cada vez se le reconoce más dentro y fuera de Marruecos. Realizamos veinte producciones anuales y antes no lograbamos producir tanto. Es extraordinario.”

Un salto cualitativo y cuantitativo respecto a las cinco cintas anuales que se rodaban en los noventa.

Y es que el público local prefiere un cine que hable su lenguaje y le cuente sus historias.

Pero el cine marroquí depende de las ayudas públicas. Muchos son los desafíos para mantener su independencia y libertad.

El realizador, Kamal Kamal habla de la dicotomía del cine como industria y creación.

“Hay una problemática financiera. La relación del cine marroquí respecto al cine francés es de una película de cada veinte; y respecto al cine de EE.UU. existe una relacción de una película de cada cien. El cine es una industria, por un lado está la creación y por otro la industria, y ésta requiere financiación y dinero.”

Los espectadores ya no pagan por la pantalla grande y se contentan con el ordenador en lo que viene llamándose la “youtubización” de la cultura. ¿Cómo atraer al público joven al cine?

El cineasta Latif Lehlou prefiere mantener una actitud positiva:

“En lo que concierne a la producción alcanzamos las veinte producciones anuales, pero las salas siguen cerrando, el público es minoritario. Ese es nuestro problema, aunque la producción vaya por buen camino…. Tenemos películas con buen nivel, la evolución es tangible tanto en el plan técnico como en las temáticas.”

El cine : un medio fantástico de expresión ofrece un espejo de la vida misma, que ni la piratería, ni los movimientos sociales moralizantes le corten las alas…

En Marruecos hay tres estudios de cine y cinco escuelas profesionales; pero solamente dos salas en Casablanca y Marrakech han pasado a la fórmula de los multicines.

Desafíos y cambios sociales que llegan con la nueva generación.

“Los Festivales de cine organizados en Marruecos son la ocasión para encontrarse e intercambiar impresiones. Los artistas y creadores pueden hablar de sus ambiciones y problemas ante la industria cinematográfica y sobre la situación real de la producción marroquí que está dando un salto hacia adelante en los últimos años.”

Un reportaje de Kawtar Wakil

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