En los meses que siguieron a la Conferencia de Wannsee, el régimen nazi continuó con sus planes para la "Solución final". Los judíos fueron "deportados", transportados en trenes o camiones a seis campos, todos ubicados en la Polonia ocupada: Chelmno, Treblinka, Sobibor, Belzec, Auschwitz-Birkenau y Majdanek-Lublin.
Los nazis llamaban a estos seis campos "campos de exterminio". La mayoría de las personas deportadas fueron asesinadas de inmediato en grupos grandes mediante gas letal. Los nazis cambiaron al asesinato con gas como su método preferido de asesinato en masa dado que para ellos era "más limpio" y más "eficiente" que los fusilamientos. El uso de gas también les evitaba a los asesinos el estrés emocional que muchos miembros de los equipos móviles de matanza habían experimentado al dispararles a las personas frente a frente. Los centros de exterminio se encontraban en zonas aisladas, semirrurales, bastante ocultas de la vista pública.