La tensión se puede cortar con un cuchillo en la plaza de la Independencia de Kiev, donde a pesar del frío glacial reinante miles de personas siguen concentradas para exigir la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones anticipadas. El movimiento proeuropeo mantiene su pulso a las autoridades, que han tenido que frenar la represión que se vio en los primeros días de protestas.
Según explica el periodista opositor Mustafa Nayem, “lo que de verdad plantea un problema a las autoridades es la presencia de políticos y diplomáticos extranjeros. Están dispuestas a hacer algo, a emplear la fuerza, pero no ahora”, dice.
Las fuerzas antidisburbios han desmantelado algunas de las barricadas que la oposición levantó en el centro de Kiev después de que Yanukóvic renunciara a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Además, han entrado por la fuerza en la sede del partido de la encarcelada ex primera ministra Yulia Timoshenko y se han llevado un ordenador.