Un centenar de víctimas de la talidomida en Australia y Nueva Zelanda van a ser indemnizadas con unos 60 millones de euros, gracias a un acuerdo con los distribuidores del fármaco. Este medicamento, comercializado por la empresa alemanana Grünenthal en los años 50 y 60 para evitar las náuseas durante el embarazo, provocó que miles de bebés en todo el mundo nacieran con graves malformaciones.
“Las dimensiones reales de la catástrofe de la talidomida han sido infravaloradas y subestimadas. En concreto, el número de personas afectadas fue muy superior a las cifras hechas públicas. No sólo en Australia y en Nueva Zelanda, sino en todos los países en los que el fármaco estuvo disponible”, afirma Peter Gordon, abogado de las víctimas.
El acuerdo va a ser un balón de oxígeno para las personas afectadas, que podrán pagar los cuidados médicos que necesitan.
“Es genial, casi me puse a llorar” dice Mónica McGhie, que nació sin brazos ni piernas.
Las compensaciones han tardado más de medio siglo en llegar. En España, un tribunal condenó el mes pasado a Grünental a indemnizar a las víctimas.