Conmoción en el aeropuerto de la ciudad rusa de Kazán tras el accidente aéreo en el que anoche murieron 50 personas. Todas viajaban a bordo de un Boeing 737-500 de la compañía rusa Tatarstan procedente de Moscú. Según parece, el aparato se precipitó al suelo y explotó mientras intentaba remontar el vuelo tras un intento fallido de aterrizaje. No hubo supervivientes. Entre los fallecidos se encuentran el hijo mayor del presidente de la república de Tatarstán y el jefe local de los servicios de seguridad.

Las autoridades rusas barajan varias hipótesis sobre las causas del accidente, aunque las de mayor peso apuntan hacia un mantenimiento defectuoso del aparato o a un error del piloto.

Pasajeros del vuelo previo que realizó a Moscú relatan que el avión vibró con mucha fuerza antes de aterrizar en la capital rusa y que lo achacaron a las condiciones meteorológicas, pero al tomar tierra vieron que hacía buen tiempo. Las cajas negras aún no se han recuperado.