La capital de la provincia filipina de Leyte es una ciudad en ruinas. Tacloban es el lugar más afectado por el tifón Haiyan. Los supervivientes necesitan urgentemente agua, alimentos y medicamentos. La destrucción de las carreteras y los escombros de las casas obstaculizan la llegada de ayuda humanitaria.
Entre tanta devastación, hay quien ve en lo ocurrido una lección divina.
“No necesito mucha ropa, sólo una camiseta. Es todo lo que pido. Doy gracias a Dios por lo que ha pasado y creo que esto cambiará a la gente para mejor”, afirma una mujer.
El número de muertos se cuenta por miles en Tacloban. El tifón se abatió sobre la ciudad de 220.000 habitantes, con lluvias torrenciales y ráfagas de viento de hasta 315 kilómentros por hora.
En medio de los escombros, un joven ha encontrado una bandera de Filipinas. Espera que pronto ondee en los más alto de un mástil y se convierta en el símbolo del renacimiento de su ciudad.