Bunagana celebra que el Ejército congoleño haya retomado el control de la ciudad, tras un año y medio en manos de los rebeldes. Los gritos de júbilo se mezclan con el sonido de las balas y los tiros de mortero que aún resuenan en las colinas cercanas, donde podría estar librándose la última batalla.

Las tropas regulares lanzaron un ataque esta mañana para acabar con los últimos insurgentes del M23, atrincherados allí.

El presidente congoleño, Joseph Kabila, instó ayer a todos los grupos armados que han sido expulsados de Kibu Norte a desarmarse “voluntariamente”. También felicitó al Ejército por el éxito de la ofensiva iniciada el viernes, tras el fracaso de las negociaciones de paz, y que permitió ayer tomar Bunagana, última plaza fuerte de los rebeldes.

Mientras tanto, una crisis humanitaria se cierne sobre el lado ugandés de la frontera, donde miles de refugiados intentan huir de la violencia. Según Cruz Roja, al menos 10.000 congoleños han cruzado la frontera desde la semana pasada.