Nuevo escándalo de presunto espionaje americano a la canciller alemana, Ángela Merkel, pone en la cuerda floja los lazos de los países.
Esta semana, saltaba la alarma en Alemania, cuando se daba a conocer que el teléfono de la canciller podría estar “pinchado” por la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA, por sus siglas en inglés) al parecer desde 2009.
Por este motivo, el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, convocaba con urgencia una reunión con el embajador americano, un hecho diplomático que no se producía desde las Segunda Guerra Mundial.
La aparición del ministro alemán ante los medios nos sirvió para despejar dudas sobre las comunicaciones interceptadas, pero dejó claro también que el asunto no puede quedarse así.
Los documentos filtrados por Edward Snowden indican que el espionaje masivo de EE. UU. incluye a Merkel dentro de una lista, donde se encuentran 35 líderes mundiales más.
Francia y Alemania presionan ahora para adquirir un acuerdo común europeo.
Montse Mondelo, Berlín.