Los ingresos por la explotación del petróleo y otros minerales en Colombia no benefician al país y, por el contrario, generan graves daños ambientales. Las luchas mineras en esa nación lograron, en años pasados, que los recursos generados por la explotación de petróleo, carbón y gas se distribuyeran en un 40% para las transnacionales, un 40% para el Estado y un 20% para los trabajadores.